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29 ago 2010

Capítulo 9 de Indecisión

—¿Qué haces aquí?—preguntó Cam sorprendida al encontrar a Axel esperándola afuera de su casa.

—Llevándote a la escuela—respondió acercándose y dándole un rápido beso en la mejilla.

—¿Y eso por qué?—preguntó extrañada.

—Bueno tu novio no esta, y supongo que él te llevaba a la escuela, así que me dije porque no darle un aventón, ya sabes como buen amigo que soy.

Cam sonriendo enganchó su brazo con el de Axel y lo dirigió de vuelta a la casa.

—Si eso tenemos, buen amigo—dijo sonriéndole—entra y desayunemos algo, ¿ya desayunaste?—él sacudió la cabeza—yo tampoco, iba a comer algo en la escuela pero ya que estas aquí y me vas a llevar… tenemos tiempo.

—¿Así que me vas a preparar el desayuno?—preguntó alegremente.

—¡Ja, ja! No, tú me lo vas a preparar a mí.

—¿Si? No me digas y ¿cómo piensas convencerme de hacer eso?

—Tengo mis maneras—respondió Cam pellizcándole las costillas.

—Ya veremos—dijo Axel mientras entraban, era la segunda vez que entraba a la casa de Cam, y a diferencia de la primera, esta vez era ella quien lo invitaba y eso aunque pareciera tonto lo hacía sentir feliz. —Es muy bonita tu casa—dijo cuando llegaron a la cocina.

—Gracias—dijo mientras abría el refrigerador y se inclinaba frente a el.

Ante tal acción, Axel no pudo apartar la mirada de cierta parte de su anatomía que resaltaba a la vista en esa posición.

—¿Quieres leche o jugo?—preguntó Cam, al notar que no respondía volvió su cabeza para mirarlo y lo encontró mirando fijamente su trasero. Rápidamente se enderezó y ruborizada lo reprendió: —¡Axel!

—Lo siento—atinó a responder mirándola a la cara.

—Bueno—dijo Cam cruzando los brazos sobre el pecho—allí esta, que mejor manera de disculparse por tus ojos lujuriosos que preparándome el desayuno.

Axel riendo se acercó a ella y la aprisiono contra la pared. Cam trato de alejarse pero la tenía atrapada, así que mientras sentía su aliento en su cuello, causándole cosquilleo, permaneció tan quieta como pudo.

—Si ese es el pago por una vista tan esplendida—le susurro al oído—estoy mas que dispuesto a pagarlo, aunque me pregunto…—continuó poniendo su mano sobre su cintura y haciéndola estremecer ante el contacto sorpresivo—¿Cuál es el pago por un beso?

Cam no podía hablar, parecía como si algo estuviera atorado en su garganta impidiendo que las palabras salieran.

Él soplo en su oído y un escalofrío recorrió todo su cuerpo y entonces el tomó su lóbulo entre sus labios suavemente y después besó su oreja.

Cam sentía sus rodillas temblorosas y antes de darse cuenta sus manos estaban empuñando la camisa de Axel a la altura del pecho. Él seguía besando su oreja y Cam no pudo contener un pequeño gemido, la sensación que provocaba ese beso era electrificante, la hacia estremecerse de pies a cabeza.

Entonces él movió su boca desde su oreja, por su mejilla, hasta la comisura de su boca, pero cuando pensó que iba a besarla no lo hizo, en su lugar murmuró contra sus labios pero sin tocarlos.

—Cuándo decidas cual es el pago por un beso, házmelo saber, estaré más que dispuesto a pagarlo—y como si no hubiera pasado nada le preparo el desayuno.

El transcurso del desayuno, el recorrido a la escuela y la despedida fueron ligeramente incomodas para Cam, en primer lugar porque se sentía horrible porque había disfrutado de ese pequeño acercamiento en la cocina y todavía peor porque se había sentido frustrada cuando no la había besado, ambas cosas no deberían haber ocurrido; y en segundo lugar porque no sabía como comportarse después de lo que había pasado.

Pero pese a todo sobrevivió, y quedo de ver a Axel en la tarde para su entrenamiento.

Sólo para entrenar, se repitió mientras entraba a la universidad y sentía su mirada sobre ella.

***

—¡Sigo sin entender esto!—se quejó Melissa después de clases en la biblioteca.

Cam sonrió. —No te preocupes, tengo la solución, sabes que soy malísima para explicar pero invite a alguien que sabe hacerlo.

—¿De veras?—preguntó Melissa levantando la mirada de su libreta—la verdad es que las diferenciales me causan muchos problemas, las integrales me son pan comido, pero con las diferencias soy un desastre.

—Ya no tendrás que preocuparte, te he conseguido al mejor maestro de diferenciales que existe. Pero eso si, le he dicho que le ayudarías con química. Ya sabes un intercambio de conocimientos.

—Eso esta bien y parece justo—respondió Melissa—y ¿quien es esa persona?

Justo en ese momento Cam vio a Alejandro atravesando las puertas de la biblioteca y sonrió satisfecha.

—Averígualo por ti misma—dijo cabeceando hacia la entrada.

Melissa se volteó para averiguarlo y rápidamente se volvió hacia Cam nuevamente. —¿Él?—preguntó sonrojada.

Cam asintió sonriendo.

Antes de que alguna dijera algo más, Alejandro llegó hasta ellas.

—Buenas tardes señoritas—saludó haciendo una reverencia y riendo por su ocurrencia.

—Buenas tardes—respondió Melissa jugueteando con sus manos.

—Gracias por venir—dijo Cam cuando su amigo la besó en la mejilla.

Después se acercó para saludar a Melissa de la misma manera, y Cam la noto aún mas sonrojada, como si tal cosa fuera posible.

—Pues bien—dijo Alejandro tomando asiento junto a ellas, pero con la mirada puesta en Melissa. —¿Así que te explico diferenciales y me explicas química?

Melissa asintió tímidamente.

—Manos a la obra entonces—dijo él arremangándose las mangas de su camisa de vestir.

Y así pasaron dos horas de estudio, en las cuales Cam estuvo más concentrada en observar la interacción de sus amigos que en hacer su tarea.

En más de una ocasión las manos de Alejandro y Melissa se rozaron, y muchas veces la hizo reír con sus ocurrencias mientras le explicaba. Y a Cam no le pasó desapercibida la forma en que Alejandro miraba a Melissa cuando esta se sonrojaba o reía.

—Es hora de que me vaya—dijo Melissa recogiendo sus cosas—Muchas gracias por todo—le dijo a Alejandro—sé que hoy no pude ayudarte con química, pero si quieres mañana nos enfocamos en eso, porque en verdad no puedo quedarme más tiempo.

—No hay problema—respondió—¿mañana aquí nos vemos entonces?

—Sí, a la misma hora—respondió ella. —Cam, ¿quieres que te de un aventón?

—Si—dijo Cam y los tres se encaminaron al estacionamiento.

Una vez que Alejandro se fue a su coche, Melissa entrelazo su brazo con el de Cam mientras caminaban a su carro.

—Gracias—dijo alegremente.

—¿Por qué?—preguntó Cam haciéndose la inocente.

—Porque ha de ser, tontita—dijo Melissa—por invitarlo a él.

—Ah por eso, pues como te dije es buenísimo en diferenciales y las sabe explicar, así que no había otra opción, tenía que ser él.

—Pues tienes razón, pero gracias sobre todo por lo otro.

—¿Qué cosa?

—Ay Cam, eres terrible—dijo esta—pues porque sabes que me gusta, y lo invitaste, y me gusto mucho pasar un rato con él, aunque fuera estudiando.

—¡Ah, eso!—exclamó Cam sonriendo—mi lema es: si se pueden matar dos pájaros con la misma piedra voy a ello.

Ambas rieron, y al notar tan feliz a su amiga, Cam supo que valían la pena todos los inconvenientes que su plan ocasionara.

Melissa podía ser retraída y muy reservada, pero era entusiasta y siempre tenía una sonrisa para quienes la rodeaban, y por eso Cam estaba más que empeñada en mover las piezas para que su amiga estuviera con el chico que le gustaba.

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