Menu Principal

21 dic 2010

Capítulo 20 de Indecisión

Cam caminaba de un lado a otro en su habitación tratando de encontrarle sentido a todo lo que estaba pasando.

Saber que Damián era quien había estado enviado esos paquetes y aún peor descubrir que había estado espiándola por mucho tiempo la hacia sentirse desesperada. No podía entender de donde venía esa obsesión con ella, jamás le había dado alas y no había pasado nada que justificara que él estuviera tan enfermizamente interesado en ella. Lo que estaba haciendo era demasiado, ¿qué quería de ella? ¿De donde venia su interés?

Seguía absorta en sus pensamientos, yendo y viniendo por su habitación cuando alguien llamó a su puerta, ansiosa se apresuro a abrir y el alivio que cayo como una ola sobre ella fue inmenso al ver a Nico allí.

Sin decir nada se lanzo en sus brazos y enterró su cara en su pecho tratando de que su contacto la tranquilizara un poco. Él la envolvió en sus brazos sin preguntar nada. Estuvieron así por varios minutos hasta que él aparentemente deduciendo que algo andaba mal la apartó un poco para mirarla a los ojos.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? Estas temblando.

Cam lo miró y después aparto la mirada y se alejo de él, se fue a sentar a la cama buscando un poco de apoyo.

—Cuando volvíamos a casa un niño se acercó en un semáforo y me entrego un paquete, como los otros —dijo mirándose las manos temblorosas entrelazadas en su regazo.

—¿Qué había en el paquete?

Cam señaló con la mano la caja que se encontraba sobre su tocador. Nico caminó hacia ella y Cam levantó la mirada para ver su reacción al ver lo que contenía la caja.

La expresión de Nico era indescifrable, trayendo la caja consigo, vino y se sentó junto a ella en la cama y comenzó a ver foto por foto.

Con todas las cosas que había estado pensando había olvidado que había fotos de ella y Axel en una situación que aunque Nico sabía seguro lo mataría verlo, cuando vio que debajo de la foto que él estaba viendo estaban esas fotos actuó apresuradamente y se las arrebato.

—¿Qué pasa? —preguntó Nico extrañado por lo que ella acababa de hacer.

—No tienes que verlas todas, no es necesario—se justificó.

—¿Hay algo que no deba o no quieres que vea? —Nico siempre astuto preguntó.

Cam lo miró a los ojos y asintió.

El silencio se extendió entre ellos.

—¿Qué es? —preguntó finalmente él.

—Nada que no sepas, pero no quiero que lo veas, por favor no me lo pidas.

—¿Qué es? —repitió él.

—Son fotos de Axel y mías, aquella noche que su padre me secuestro, de momentos antes, ya sabes lo que paso, así que puedes imaginar el contenido de las fotos.

—Oh. —Nico se tornó pensativo y tras unos segundos le tomó la mano. —Está bien, no quiero verlas. No quiero que esas imágenes en mi cabeza. Y ese es un asunto que ya no se interpondrá entre nosotros.

—Gracias —musitó Cam y se inclinó hacia él recostando la cabeza en su hombro. —Las voy a destruir, lo hubiera hecho antes pero no tenía cabeza para nada. —Se quedó pensando unos momentos mientras separa las fotos con Axel y le devolvía el resto a Nico. —Mira estas.

Eran las fotos donde aparecía él.

—Oh bueno —dijo él tras unos segundos. —Aparentemente no soy del agrado de tu maniático admirador.

—No es una broma Nico —lo reprendió ella.

—Se que no lo es —afirmó él. —Sólo declaro un hecho. Había otras personas en las demás fotos contigo y nadie tenía la cara destrozada como yo, así que es obvio que no le agrado.

—Lo sé.

—¿Lo sabes?

—Sé quien es él.

Nico se volvió hacia ella buscando su mirada y preguntó: —¿Quién es y cómo lo sabes?

—Tenías razón, es Damián.

Nico frunció el ceño. —¿Cómo lo sabes?

—Porque… cuando él niño me entrego el paquete le pregunté quien me lo había enviado y me señalo a alguien, y ese alguien era Damián. Lo vi, estoy segura que era él, incluso me saludo. No debe sorprenderte ya que me habías advertido que podría ser él.

—Maldita sea. Si hizo algo tan abierto es porque debe tener algo planeado, no creo que haya hecho todo este espionaje —dijo gesticulando hacia las fotos— y enviado todos esos paquetes secretos para de la nada descubrirse. Debemos tener cuidado, no debes estar sola hasta que se resuelva esto, ¿entiendes?

—¿Y supongo que con no estar sola te refieres a ti y a mi papá?

—Así es, o cualquier otro amigo que nos ayude.

—No me gusta que tengan que dejar sus vidas para cuidarme.

—Lo se, pero es necesario Cam, no podemos tomar riesgos, lo entiendes ¿verdad?

—Supongo.

—¿Supones?

—Lo entiendo, es sólo que no me gusta que mi vida ni la de ustedes gire alrededor de quien quiera que me quiera hacer daño, empieza a ser mas que frustrante.

—Lo se mi amor pero tu seguridad es primero y yo no tengo problema en estar 24/7 contigo —dijo él haciéndole cosquillas.

Cam se dejó caer en la cama riendo y se retorció tratando de detener las cosquillas.

—¡Basta! —gritó entre risas. —Me voy a hacer pipi. Te juro que me voy a hacer.

Nico se montó a horcajadas sobre ella sin dejar de hacerle cosquillas.

—¡Ya, por favor, ya! —gritó desesperada.

Nico se detuvo y comenzó a reír mientras ella tomaba respiraciones cortas.

—Estás loco, ¿lo sabias? —dijo entrecortadamente. —¿Estamos hablando de un asunto serio y vienes y haces esto? Te perdimos Nico. —Le golpeó el pecho con el dedo índice.

—Se cuán serio es este asunto pero también sé que odio verte tan inquieta y preocupada, así que mi misión es que te relajes, así como encargarme de que ese tipo no se te acerqué por lo que no tienes porque afligirte por eso, así que preciosa déjame hacer mi trabajo y relajarte.

Y como para enfatizar cuán comprometido estaba por su causa deslizo sus manos desde su cintura hasta llegar al extremo bajo de sus pechos. Cam puso sus manos sobre las de él antes de que subieran la cima de sus pechos.

—¿Pasamos de cosquillas a caricias?

—Lo que sea para que te relajes.

—Ok, pero creo que las cosquillas cumplieron su misión, estoy relajada, palabra de exploradora —dijo levantando la mano en señal de promesa.

—De acuerdo, te creo, pero creo que como buena chica que eres debes seguir relajada pero cooperar.

—¿Cooperar?

—Uhum —dijo inclinándose hacia ella hasta que sus narices casi se rozaron. —Sé una niña buena y haz que yo también me relaje. Es justo, ¿no? Yo te hago relajarte y tú lo haces conmigo.

Cam se rió. —Oh Dios, eres un insaciable, de verdad que lo eres. Sólo piensas en sexo y más sexo.

Él le dio un beso corto y después se alzó para mirarla a los ojos. —¿Quién hablo de sexo? ¿Entonces quién es la que sólo piensa en eso, eh? Yo nunca dije sexo pero claro tu subconsciente te traiciona y ahora que recuerdo me prometiste que apenas descansaras harías lo que yo quisiera y creo que es hora de hacerte cumplir tu palabra.

—Todavía no descanso lo suficiente —aseguró Cam.

—Bueno veremos si después de esto sigues opinando lo mismo.

—¿Después de…? —Pero Cam no pudo terminar su pregunta porque entonces Nico la besó y sus manos comenzaron a pasear por todo su cuerpo hasta que Cam supo que estaba lo suficientemente descansada para hacer lo que él quisiera.

Cuando las camisas de ambos estaban en el suelo y Nico estaba besando sus pechos por encima de su sostén Cam logro tener un momento de cordura.

—Nico —medio gimió—no podemos hacer esto aquí, mi mamá puede llegar en cualquier momento y Melissa esta en la casa.

—No puedo parar—susurró él contra sus pechos—No me lo pidas, no puedo.

—Nico, yo también quiero pero…

—Shhh—dijo él bajando los tirantes de su sostén y un segundo después sus pechos estaban desnudos. Se metió uno en la boca y Cam se mordió el labio para reprimir los sonidos que querían salir. —Te prometo que estaré atento a cualquier ruido.

Entonces Nico la dejó, fue a la puerta, puso el seguro y volvió para atender su otro pecho en lo que para ella no fueron ni 5 segundos.

Cam sostuvo su cabeza contra su pecho y sus dedos se introdujeron entre su cabello.

—Nunca habías sido tan insaciable como hoy —susurró—siempre has sido muy apasionado pero hoy pareces imparable.

—Eso es porque hasta ahora se lo que se siente creer que te había perdido. Te amo Cam y no voy a desperdiciar ni un minuto que tenga para amarte.

Y entonces Nico hizo eso, la amó como si se le fuera la vida en ello.

0 Mordisquitos:

Publicar un comentario